Sus playas de aguas cristalinas y arenas blancas, bordeadas por acantilados y formaciones rocosas, crean un escenario idílico para los amantes del sol y el mar. Pero Curazao va más allá de su espectacular entorno natural; su capital, Willemstad, es una obra maestra de arquitectura colonial neerlandesa con coloridas casas que se alinean a lo largo de la costa. La influencia cultural de sus habitantes se refleja en su gastronomía, festivales y en su música contagiosa, especialmente el ritmo del tumba y el carnaval vibrante. Además, los arrecifes de coral de la isla ofrecen oportunidades de buceo y snorkel inigualables, con la posibilidad de explorar naufragios y una rica vida marina.